Apple ya anticipó Liquid Glass, un nuevo lenguaje de diseño visual que combina la estética del vidrio con movimientos suaves y fluidos, pensado para transformar la experiencia de los usuarios en los diferentes sistemas operativos, especialmente el iOS26.
Se trata del rediseño más radical desde el lanzamiento de iOS 7 en 2013, un salto estético y funcional que marca un antes y un después en la historia de la empresa.
Liquid Glass es un material dinámico que refleja y refracta su entorno, adaptándose en tiempo real a la luz, al modo claro u oscuro, e incluso al contenido y al movimiento del dispositivo.
El resultado es una interfaz más expresiva y envolvente, donde cada capa interactúa de manera natural con lo que la rodea.
Un diseño unificado con profundidad visual
Este estilo aporta coherencia estética en todos los dispositivos Apple. Desde iconos y widgets hasta barras de navegación, controles y menús, todo comparte una misma línea visual, logrando armonía sin sacrificar la personalidad de cada sistema.
Además, el diseño incorpora efectos realistas, como deslizamientos fluidos, reflejos que parecen flotar sobre el fondo y superficies con apariencia de cristal líquido. En cierto modo, supone un regreso al skeuomorfismo, aunque reinterpretado con un lenguaje contemporáneo y minimalista.
Herramientas para desarrolladores y adaptabilidad
Apple no se ha limitado a rediseñar la experiencia del usuario final. También ha puesto en manos de los desarrolladores nuevas herramientas en SwiftUI, UIKit y AppKit que facilitan la integración de Liquid Glass en aplicaciones de terceros.
Estas APIs permiten aplicar efectos de transparencia, reflejos dinámicos y adaptaciones a la luz de forma sencilla y eficiente.
Otro punto destacado es la herramienta Icon Composer, que ofrece la posibilidad de crear iconos con múltiples capas y efectos en tiempo real. Con una sola base de diseño, un mismo icono puede adaptarse a iPhone, iPad, Mac y Apple Watch, garantizando consistencia en todas las plataformas.
Reacciones: entre la admiración y la crítica
La llegada de Liquid Glass ha generado opiniones divididas. Por un lado, muchos diseñadores destacan su belleza y el nivel de expresión visual alcanzado, considerándolo uno de los pasos más sofisticados en la historia del diseño digital.
Por otro lado, no faltan críticas. Algunos usuarios consideran que el exceso de transparencia puede comprometer la legibilidad en determinadas condiciones, especialmente en entornos de luz intensa.
También hay voces dentro de la comunidad creativa que señalan que, en ocasiones, la estética corre el riesgo de distraer del contenido principal, algo que Apple históricamente había tratado de evitar.
Una apuesta con visión de futuro
El despliegue de Liquid Glass también pone en evidencia la potencia técnica de los chips A18 y la familia M-series, ya que este nivel de detalle visual requiere un rendimiento gráfico avanzado.
Apple demuestra así la estrecha relación entre su hardware y su software, un sello característico de la marca.
Además, todo apunta a que Liquid Glass no será un simple rediseño pasajero, sino la base de futuras experiencias en el ecosistema Apple.
Expertos especulan con que este lenguaje visual podría expandirse a tecnologías emergentes como la realidad aumentada e incluso a futuros dispositivos, reforzando la visión de la compañía de un entorno digital más inmersivo y cohesionado.
Hay que esperar al evento de Apple del próximo 9 de septiembre para conocer los detalles más precisos de este nuevo sistema operativo.
